samuel beckett en el Centro Andaluz de Arte Contemporaneo

Merece la pena la visita; os animo a ello.El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo expone una muestra sobre la producción audiovisual del Premio Nobel, que hizo cine, trabajó en televisión y radio, filmó adaptaciones teatrales e incluso escribió una ópera.
.La lúcida desesperanza que poseía Samuel Beckett hacia la naturaleza humana, que supo trasladar a una de las obras más implacables del siglo XX, fue impregnando también su percepción del oficio de escritor. El irlandés, que tanto había hablado de la incomunicación en sus creaciones, fue perdiendo la fe en el poder de la palabra para describir el mundo y se adentró en el campo audiovisual para expresar con la imagen aquello que la literatura no podía cubrir. Ahora, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo reúne en la exposición Beckett Films diez piezas de esta faceta más desconocida del Premio Nobel, una vertiente en la que el autor de Fin de partida se sumergió con la misma valentía de su producción literaria. Cine, obras para televisión y radio, adaptaciones de teatro e incluso una ópera testimonian la vocación de un hombre que soñaba filmar con Eisenstein antes de que se interpusiera la literatura.

Entre los contenidos que divulga la muestra, programada hasta el 20 de marzo de 2011 en la zona monumental del Monasterio de la Cartuja y comisariada por Javier Montes y Yara Sonseca, destaca Not I, una obra que no se vio en las dos grandes citas organizadas en memoria del dublinés, la exposición del Centro Pompidou y el ciclo que acogió el Reina Sofía. Este inquietante monólogo, protagonizado por la actriz favorita de Beckett, Billie Whitelaw -de la que sólo se ve la boca- rescata además en el subtitulado la traducción inédita que hizo de esta pieza Juan Benet para su representación en el Teatro María Guerrero de Madrid, en 1991.

Este conjunto permite, según Javier Montes, recorrer 30 años de trabajo en los que se pueden apreciar las resonancias y motivos que obsesionaban al creador. Beckett sabe que "el silencio no se puede escribir, pero sí filmar" y desde sus primeros tanteos con la imagen reflexiona sobre el mutismo. Parece toda una declaración de principios que el único diálogo que se escucha en Film, incursión aislada del autor en el cine, sea precisamente una voz que manda callar, y que el protagonista de la cinta sea precisamente Buster Keaton, un icono del cine mudo por el que Beckett sentía admiración. La película, dirigida por Alan Schneider sobre un guión del dramaturgo, narra la inquietante amenaza de un hombre que se siente vigilado y esquiva la posibilidad de ser mirado.

La misma sensación de extrañeza provocan en el espectador las obras que el escritor concibió para televisión, propuestas que ahora difícilmente encontrarían un hueco en la programación actual y que en su momento se emitieron en horario de máxima audiencia, en la BBC y la cadena alemana SWR. En este apartado se proyectan But the clouds, reinterpretación libérrima de un poema de Yeats; Geister - trio, corto en el que una composición de Beethoven pone música a un sugerente limbo, y Nacht und Träume, que toma como punto de partida un lied de Schubert. Las tres producciones reflejan el interés de Beckett por investigar la repetición de elementos y la composición visual como parte de su poética. Para Yara Sonseca, resulta asombrosa la forma en que "un hombre de una inteligencia apabullante" como el artífice de Esperando a Godot sabe reinventarse sirviéndose de otros lenguajes.

Prueba de esa búsqueda constante, de ese afán por completar lo escrito desde otros soportes, es la participación de Beckett en una ópera, Neither, compuesta por Morton Feldman, para la que el autor escribió el texto que compondría el libreto. La curiosa convivencia de la producción del irlandés con el majestuoso entorno del Monasterio de la Cartuja encuentra en esta pieza su culminación: es la primera vez que se utiliza para uso expositivo la Capilla del Capítulo, una dependencia que alberga los sepulcros de la familia Ribera y que en esta ocasión se ha podido utilizar al ser la obra sonora.

La singularidad del espacio queda también de manifiesto en la antigua sacristía del monasterio. Donde anteriormente colgaba un cuadro de Zurbarán hoy se proyectan Quad I y II, películas en las que Beckett ahonda en la incomunicación humana a través del retrato de cuatro figuras que se cruzan por el interior de un cuadrado sin llegar a encontrarse. Una joya de esa austeridad que consiguió Beckett en su apuesta por la imagen, en la que, como apunta Javier Montes, "busca la esencia" y aleja su obra de la teatralidad.

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